Todos tenemos la capacidad de brillar como el sol.
Hay momentos en la vida donde nos sentimos, en verdad, brillantes. Aquellos donde podemos mostrar nuestra personalidad, tal cual es, y sentir que somos apreciados, respetados y queridos. Estos son los momentos donde nuestro tercer Chakra se encuentra balanceado y girando a toda potencia.
Los Chakras son grandes centros de energía espiritual localizados a lo largo del cuerpo. Manejan diferentes emociones y partes anatómicas (músculos, órganos, glándulas y hasta sistemas enteros). Su desbalance puede traer efectos sobre la salud física y mental. Existen muchas formas de trabajar y balancear los Chakras, el yoga siendo una forma primordial de hacerlo. Existen 7 principales y se encuentran a lo largo de la columna, en el entrecejo y sobre la corona de la cabeza.
"El agua fluye por este arroyo, como la energía fluye por tú cuerpo. Como ves, el agua pasa por varios estanques antes de seguir fluyendo, esos estanques son como nuestros Chakras..." (Guru Pathik de Avatar)
En esta excelente analogía, el gurú compara a los Chakras como estanques conectados por pequeñas cascadas. Cuando escombros se acumulan en los estanques, el agua (nuestra energía en la analogía), no puede fluir y necesitan limpiarse para que el agua continúe con su camino. En nuestros Chakras sucede lo mismo, cuando emociones negativas, dolencias, etc. Se acumulan, la energía deja de fluir a través de nuestros Chakras, bloqueándolos, y necesitan limpiarse para volver a su balance.
Llamado Manipura, o joya brillante, el tercer Chakra es de nuestra personalidad, autoestima, del poder personal y la energía del guerrero. Manipura nos llena de energía transformadora por medio de acciones. Es el Chakra de nuestra fuerza interna y voluntad y responde al “Yo Hago”.
El color de este Chakra es el amarillo brillante. El elemento que resuena con él es el fuego, y por esto la comparación con el sol y su sílaba o Mantra es RAM. A nivel físico, Manipura se encuentra en nuestro centro energético, el plexo solar. Rige sobre nuestro páncreas y el sistema digestivo.
Nuestra personalidad es parte fundamental de quienes somos. Si bien podemos cambiar partes de ella, debemos recordar la importancia de aceptarnos a nosotros mismos, tal y como somos, antes que buscar aceptación en el exterior. Nuestro tercer Chakra es la fuente de esa aceptación. Tenerlo apagado nos hace exactamente eso, apaga nuestra luz y nos ciega ante el maravilloso ser que somos (todos, sin excepciones). Realizar posturas fuertes, con enfoque en el área “core” o de abdomen-espalda, como el bote (Navasana) o el pavo real (Mayurasana), ayuda a fortalecer nuestra personalidad y a brillar con intensidad.
Sentir vergüenza es algo que todos hemos pasado. La sensación de hacer o decir algo que nos causa ser el centro de atención puede ser muy incómoda para algunas personas. La idea no es dejar de sentir vergüenza, sino es dejar al sentimiento pasar (y rapidito). Simplemente evitar enfrascarnos en momentos que nos hayan hecho sentir de esta manera, cambiará nuestra forma de apreciar dichos recuerdos. Cuando uno de estos momentos llegue a nuestra mente, buscaremos dejar pasar el recuerdo y cambiarlo por algún momento donde nos hayamos sentido muy orgullosos de nosotros mismos. En los momentos que mentalmente decimos “trágame tierra”, a nuestra mente le gustaría estar corriendo a toda velocidad, lejos de allí. Es por esto que realizar actividad física, de mucho movimiento, nos ayuda a superar estos momentos de vergüenza. Mejor aún, realizarlo con conciencia corporal y de la respiración. Vinyasas, repetir saludos al sol hasta cansarnos ayuda enormemente dejar pasar situaciones que, por lo general, preferimos no recordar.
No todo es falta de personalidad y vergüenzas, este Chakra puede también caracterizarse por brillar con demasiada intensidad. Cuando esto sucede, este vórtice de energía gira muy rápido, causando desbalances en nuestro cuerpo y mente. Ser muy iracundo, tener problemas para expresar y manejar emociones fuertes (siendo la ira el principal) y el egocentrismo son las principales consecuencias de un Manipura en sobrecarga. Para ayudarnos a regresar al equilibrio con yoga, posturas que nos ayuden a soltar, a desarrollar humildad, y torciones de columna y abdomen (Matsyendrasana), junto con respiraciones suaves y profundas harán un excelente trabajo calmando nuestro ego e ira.
La forma en la que nos vemos a nosotros mismos, nuestra autoestima, puede verse afectada ante un desbalance de Manipura. Muchas veces nos encontramos con una total falta de amor, aprecio y aceptación por la persona que vemos en el espejo. Esto puede ser por distintas causas, pero finalmente la principal va a ser (o causar) siempre un desbalance en el Chakra, traerlo de regreso al equilibrio nos ayudará a aliviar esta condición y potenciar nuestra autoestima. Una sesión fuerte, de Guerreros, servirá para desarrollar nuestra autoestima, cultivando las virtudes del guerrero y regresando al Chakra a su brillo habitual.
También existen otras opciones a la hora de conectarnos con nuestro tercer Chakra: el uso de prendas de color amarillo, ayunar, comer frutas y vegetales de color amarillo como plátano, pimiento y beber té que cause una sensación de calor (picante), como el jengibre, ayudarán a sentir la energía de nuestro Manipura. La meditación también es un camino certero y seguro. Meditar en nuestro plexo solar, cantando o escuchando la frecuencia o sílaba (RAM) que resuena con Manipura y utilizando uno de los siguientes mudras:
Matangi Mudra, se lo coloca al nivel del plexo solar.
Rudra Mudra, se mantiene con las dos manos sobre las rodillas en cualquier postura de meditación.
Estos Mudras tienen beneficios directos sobre el tercer Chakra, para meditación enfocada en Manipura y sus características, en nuestra personalidad, sistema digestivo, fuerza de voluntad, etc.
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