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Anahata, del Amor Propio al Amor Universal

Writer's picture: kukutyogikukutyogi


El amor. Blanco de filósofos, poetas, escritores y científicos. Todos buscan explicar su significado, raíz y mera razón de existencia. Lo que sabemos (o algunas formas de definirlo) es que es un conjunto de sentimientos, comportamientos y reacciones físicas, y/o emocionales de afección. Esta puede ser hacia uno mismo, otros seres diferentes de nosotros, objetos inertes y hasta creencias. El amor fluye desde el pecho, desde el corazón. Esto coinciden los antiguos filósofos de oriente y occidente. Plató pensaba que todas las emociones fuertes que los humanos experimentamos fluyen desde el corazón y Aristóteles hizo del corazón vital para todos los procesos emocionales de una persona. También es de conocimiento común que los antiguos romanos teorizaban de la existencia de una vena conectora el corazón al dedo anular, la Vena Amoris (y ahí la razón del aro de bodas). En la filosofía oriental existen los Chakras, específicamente Anahata, nuestro Chakra del corazón. 


La Vena Amoris en anatomía

según los antiguos romanos


Los Chakras son grandes centros de energía espiritual localizados a lo largo del cuerpo. Manejan diferentes emociones y partes anatómicas (músculos, órganos, glándulas y hasta sistemas enteros). Su desbalance puede traer efectos sobre la salud física y mental. Existen muchas formas de trabajar y balancear los Chakras, el yoga siendo una forma primordial de hacerlo. Existen 7 principales y se encuentran a lo largo de la columna, en el entrecejo y sobre la corona de la cabeza.  

"El agua fluye por este arroyo, como la energía fluye por tú cuerpo. Como ves, el agua pasa por varios estanques antes de seguir fluyendo, esos estanques son como nuestros Chakras..." (Guru Pathik de Avatar)

En esta excelente analogía, el gurú compara a los Chakras como estanques conectados por pequeñas cascadas. Cuando escombros se acumulan en los estanques, el agua (nuestra energía en la analogía), no puede fluir y necesitan limpiarse para que el agua continúe con su camino.  En nuestros Chakras sucede lo mismo, cuando emociones negativas, dolencias, etc. Se acumulan, la energía deja de fluir a través de nuestros Chakras, bloqueándolos, y necesitan limpiarse para volver a su balance.


Anahata se encuentra situado en el centro del pecho. Uno de sus símbolos es un loto de 12 pétalos, cada uno de ellos representando doce sílabas en sanscrito: kam, kham, gam, gham, ngam, cham, chham, jam, jham, nyam, tam, tham; que representan las 12 virtudes del corazón: felicidad, paz, harmonía, amor, entendimiento, empatía, claridad, pureza, unidad, compasión, bondad y perdón. 

Se lo representa con el color verde y se lo identifica con el elemento aire. Es el Chakra “puerta” entre los inferiores o terrestres (los primeros 3) y los superiores o divinos (Vishuddha, Ajna y Sahasrara). Su sílaba en sánscrito es YAM. 


Postura de Pez Matsyasana

Conecta 4to Chakra con 5to. Mudra de loto para fortalecer conexión con Anahata


Físicamente, se asocia con la glándula del timo, la cual es parte imprescindible del sistema linfático y del sistema endócrino, y vital en el desarrollo del sistema inmune del cuerpo. Al estar ubicado en el centro del pecho, también está directamente relacionado con el sistema cardiovascular y respiratorio. En consecuencia, cuando esta desbalanceado, existen síntomas físicos a nivel del sistema inmune, problemas cardiacos, circulatorios o respiratorios. A nivel emocional, se asocia con hipersensibilidad, intransigencia al tomar alguna postura, falta de empatía o falta de compasión. La falta de amor a uno mismo (que incluso llega a desarrollarse en odio), autolaceraciones y autosabotajes también se encuentran en el desbalance de este importante centro de energía. 


El Arco o Chakrasana (también Urdhva Dhanurasana)

Abre el pecho de forma intensa, fortalece brazos, piernas y espalda


El amor a uno mismo suele ser el más olvidado de todos. Por lo general, las personas estamos en constante búsqueda de una pareja ideal, de la cual recibir y a la cual brindar amor; sin embargo, solemos obviar el amor que nos tenemos a nosotros mismos como primer paso a encontrarlo en el exterior. Muchas veces nos condicionamos a nosotros mismos, no me puedo amar hasta no encontrar la pareja ideal, el carro ideal, la casa ideal; es decir, condicionamos el amor a nosotros mismos a un evento externo. 

El poder sentir amor propio puede ser tan sencillo como el permitirme hacer las cosas que me gustan: darme tiempo para descansar, leer, jugar, o no hacer absolutamente nada; también puede estar en comer lo que me gusta, tomarme una (o dos) copas de vino o ayunar todo el día; incluso puede estar en realizar una dieta particular, hacer ejercicio o hacer una larga y profunda meditación. El realizar cualquier actividad que enriquezca a mi YO interno o externo cuenta como brindarme amor; la clave está en hacerlo con conciencia plena, evitando cualquier sentimiento de culpa, odio o ansiedad posterior (usualmente dirigido hacia nosotros mismos).  

Este amor propio va desde quienes somos, física y mentalmente, hasta nuestra forma de ser y nuestros hábitos. Vernos al espejo y pensar que somos perfectos no es un error. Nuestra sociedad hace ver al amor por uno mismo como una señal de egocentrismo, pero esto no puede estar más lejos de la verdad. El egocentrismo no tiene que ver con el amor que nos tenemos a nosotros, sino con la falta de amor, compasión y empatía que mostramos hacia todo lo que nos rodea. Amarse a uno mismo significa autoconocimiento, aceptarse, valorarse y respetarse. Significa conocer nuestras virtudes y nuestros defectos y saber que, aunque siempre podemos trabajar para ser mejores, todo es parte de un proceso llamado  [ Inserte su nombre Aquí ] .


El Puente o Setu Bandha Sarvangasana (o solo Setu Bandhasana)

Conecta 4to con 2do Chakra, fortalece espalda, piernas y piso pélvico, abre el pecho, tonifica hombros


Darnos el tiempo para realizar una práctica de yoga, meditación y mindfulness, cuenta como algo que nos “regalamos” a nosotros mismos.

Otra forma de sentir amor propio, y hacia los demás, reside en nuestra capacidad de perdonar. Para empezar, perdonarnos a nosotros mismos. Nosotros somos nuestros principales partes, jueces y hasta verdugos. Aprender a perdonar nuestros propios errores, hábitos y problemas es vital para poder perdonar a quienes nos rodean. Cuando sentimos que nos hacen daño, desde afuera o desde nosotros mismos, nos cargamos con una mochila grande y pesada, que esté repleta de rencor, memorias hirientes, de condiciones o decepciones; las cuales se pueden transformar en resentimientos y distanciamientos que pueden durar años. Perdonar nos ayuda a soltar esa mochila y liberarnos de esas emociones pesadas y asfixiantes. El yoga nos ayuda volver a caminar liviano, las posturas de apertura de corazón nos conectan con Anahata, para encontrar bondad y amor, y las flexiones de espalda (combinadas con apertura de pecho y fuertes exhalaciones) nos ayudan a liberarnos de emociones que no queremos tener en nuestro corazón. 

Paloma de una pata o Eka Pada Rajakapotasana(una variante)

Abre pecho y caderas, fortalece piernas flexibiliza espalda intensamente


El amor y la compasión universal son un concepto difícil de sintetizar. He encontrado varios planos distintos en este grupo, siendo cuatro los principales. Primero, está el amor por las personas cercanas (Nivel: Fácil).

Segundo el amor por otro tipo de seres sintientes, pero cercanos a nosotros (Nivel: Medio). Se nos hace relativamente sencillo conectarnos y llegar a amar a mascotas, plantas u otros seres vivos que se encuentran en nuestro entorno.

El siguiente nivel está el amor por el resto de los seres vivos (Nivel: Difícil). Está categoría entra el amor universal por todos los seres sintientes. Este puede sentirse y expresarse de muchas formas. Lo primero que viene a la mente al hablar de amor y como pasión por otros seres es el vegetarianismo. Esta es una clara opción y, sin embargo, no es la única. No todos estamos preparados para ser vegetarianos, pero podemos encontrarnos con este sentimiento sacando a la araña del cuarto, en lugar de matarla, dando de comer animales sin hogar (o mejor aún, adoptando uno), o apoyando a personas que realicen labores de este tipo.

Irónicamente, a pesar que todos somos seres humanos, en el último de estos 4 niveles está el amor por otros seres humanos (Nivel: Muy Difícil). Es muy fácil para nosotros perder la paciencia con otras personas. Una manera de evitar esto, es por medio de la empatía. Si sentimos que alguien nos agravia de alguna forma, en lugar de enojarnos, pausamos y pensamos en el día que esta pasando aquella persona. Imaginamos diferentes posibilidades, quizá ese día perdió su trabajo, le dieron un diagnostico medico desastroso, o solo esta teniendo un terrible enredo con su familia. "Solo la cuchara sabe lo que está al fondo de la olla" es una forma empática de pensar sobre los demás que nos traerá paz mental en el día a día.



Media postura de Paloma y la misma postura extendida o Ardha Kapotasana y Ardha Uthitta Kapotasana

Conecta 4to con 2do Chakra, fortalece espalda, piernas y piso pélvico, abre el pecho y las caderas, tonifica brazos. En su versión extendida es excelente para soltar todo lo que no necesitamos cargar (emociones, pensamientos)


Existen otras formas de despertar y balancear el Chakra del corazón. Utilizar ropa de color verde o rosado, o piedras y cristales de resuenen con Anahata, siendo los principales la malaquita, el ópalo verde y el cuarzo rosa. La alimentación adecuada puede ayudar a sanar un corazón agraviado, con vegetales llenos de hojas verdes como espinaca, brócoli, col (cualquier tipo), apio, coliflor, vainitas, acelga, albahaca, perejil o cilantro. Tomando té verde el cual, además de tener una gran cantidad de antioxidantes, brinda una agradable sensación de calma y paz.



Malas para meditar, Cuarzo Rosa (arriba) y Ópalo verde (abajo)


La meditación es otra herramienta poderosa para cualquier Chakra. En el caso de Anahata, nos puede ayudar meditar el con un enfoque en aquellas cosas que amamos de nosotros mismos, de los demás, una práctica de empatía y perdón hacia quienes nos han hecho daño, o de compasión y amor universal hacia todo y todos los que nos rodean. Esto lo podemos acompañar de una respiración alta (inflando el pecho con cada inhalación) y una postura de manos o Mudra de loto.




Postura de manos de loto o Padma Mudra


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